lunes, 21 de mayo de 2007

Tipos de empleados.

Si eres empresario de herencia, si tu papá te dejó un imperio que levantó de la nada, si no has trabajado en tu puta vida a las órdenes de nadie para llevar el pan a tu mesa y ahora te ves con un regimiento de nóminas a tu cargo, quizás te interese saber que tus trabajadores no son lo que parecen. A tus ojos serán buenos o malos empleados, prescindibles o imprescindibles, sumisos o subversivos, pero la realidad es muy distinta y puedes acabar llevándote una desagradable sorpresa. Ten claro que te engañan, que te timan, que nada es lo que parece, que el hábito no hace al monje y que no es oro todo lo que reluce. Aprovecha esta oportunidad porque seguramente será la última.

1. El currante. De estos hay muy pocos. Están en su puesto de trabajo 15 minutos antes de su hora y se marchan 15 minutos más tarde. Nunca se quejan, no piden aumentos, no se meten en rencillas internas, no te critican y no te hacen la pelota. No tienen tiempo porque pasan toda su jornada concentrados en su trabajo, que hacen lo mejor que saben. Y suelen hacerlo bien, aunque sea por empeño. Desgraciadamente tú nunca te darás cuenta de esto, y aunque sean los ideales para que terminen en los puestos de responsabilidad de tu empresa, acabarán marchándose por no sentirse valorados al ver que los galones se los llevan los demás.

2. El que parece currante. Estos también llegan antes y se van tarde, pero sólo cuando tú los miras y sólo para sentarse a leer el diario on-line que más les interese. Sólo trabajan cuando estás presente. Se preocuparán mucho de que sepas todo lo que trabajan y de que no te enteres de lo que realmente hacen cuando tú no estás. Su trabajo lo hacen los demás mientras ellos se rascan la barriga y se miran el ombligo. Suelen terminar siendo jefes de algún departamento de tu empresa.

3. El desganado. O ex-currante. Se quemó y pasó de ser un trabajador responsable comprometido con su trabajo a un espectro que se limita a llevar sus tareas más o menos al día, sin importarle demasiado lo bien o mal que las desempeñe. Se escaqueará siempre que pueda y no hará nada porque creas lo contrario. Desde que le salga algún trabajo similar con mismo sueldo se largará de tu empresa, o lo terminarás despidiendo tú por bajo rendimiento. No es recuperable.

4. El quejica. Anda siempre de acá para allá con actitud sindicalista. Para él todo es ilegal, nada está contemplado en su contrato y su convenio no es el que debería ser. No te preocupes por él, hará todo lo que le digas, pero no sin antes quejarse de lo poco que cobra y de lo mucho que trabaja. La mayor parte de ellos son buenos trabajadores y sus quejas suelen ser fundadas. Si tienes alguno así en tu empresa, escúchalo. Te llevarás más de una sorpresa.

5. El Chivato. Aquí suelen entrar tus familiares y tus amigos, aunque no necesariamente. Por regla general les habrás dado poco trabajo para que pasen la mayor parte del tiempo vigilando al resto y puedan contarte lo que se cuece en la empresa cuando tú no estás. Acaban siendo odiados por sus compañeros. Ten mucho cuidado con ellos, al final todo lo que te digan será en su propio beneficio, por envidia o por joder a los que no lo pueden ni ver. Suelen ser los responsables de levantar falsos rumores en la empresa. También serán jefes de algo algún día.

6. El Trepa de toda la vida. Sin duda, el peor de todos. Tiene lo malo del resto de categorías. No curra aunque aparenta que lo hace. Se escaquea sólo si está seguro que no lo van a pillar y no le preocupa lo bien hecho que esté su trabajo, siempre que parezca que lo está. Se queja de todo sin que tú lo oigas, hasta de tí. Siempre está pendiente de lo que hacen los demás para disponer de chismes que llevar a tus oídos. Se colgará él solito los galones. Te hará la pelota sin compasión y tú lo convertirás en tu persona de confianza. Acabará dirigiendo tu empresa por tí y dirá al resto del equipo que lo hace mejor que tú. Con el tiempo se convertirá en esto y tu empresa se hundirá ella solita en la quiebra, arrastrándote a tí hasta el fondo del abismo. Con un poco más de mala suerte a lo mejor tienes hasta que trabajar para comer y pagar una hipoteca el resto de tu vida.

Así que ya sabes, si valoras en algo esa empresa que te cayó del cielo, que sólo te costó alguna indigestión de orgullo y dos o tres collejas, preocúpate por recompensar al que realmente se lo merece y no al contrario. Sólo tienes que fijarte un poco en los demás, interesarte por su trabajo, preocuparte de su interés y sacar tus propias conclusiones, en vez de dar crédito a las culebras que salen de la boca del trepa de turno.

15 Comentarios:

Anónimo dijo...

Por cierto, a mí me contrataron con intenciones de 5, pero siempre he sido un 1 así que no cuajó. Ahora soy un 3.

lupuscanis on 5/22/2007 8:33 a. m. dijo...

tu post impresionante, eres un auténtico estudioso del tema, me imagino que a la fuerza. Ese retrato, incluido el 5 es aplicable también a la Administración.

Anónimo dijo...

Una vez más te felicito por tu escrito¡¡ como sabes yo empecé siendo 1 y terminé muy cerca del 3, sólo espero que a la persona que va dirigido el post lo lea y reflexione, pero mucho me da que, a vista del empresario, el puesto de "chivato" es el más productivo de toda la empresa...un saludo

Anónimo dijo...

Muy bueno.

Fernando García-Lima on 5/22/2007 10:53 a. m. dijo...

Me ha gustado tu post. Muy ilustrativo.

Pues yo no sé cómo me lo monto, pero no salgo del 1, con viento en popa para acabar cerca del 3.

Anónimo dijo...

Yo era el 1, ahora soy una parada (que no quieta). También he intentado ser el 3, pero no fue posible; cosas de la mentalidad judeocristiana y la educación recibida, etc. Pero cuando trabaje de nuevo seré como el 1 pero llegando y saliendo a mi hora. Intentaré con todas mis fuerzas no tomarme el trabajo como si fuese "mi proyecto personal" o "mi empresa". En mi caso, cuando se ha sido autonoma muchos años, cuesta eso de esforzarse solo lo justo.

Pedro Domingo Herrera on 5/22/2007 12:19 p. m. dijo...

Es la pura realidad!!Yo ahora mismo me encuentro en el 3.Hace 20 años que trabajo y estoy mas que pasado de todo.Te recomiendo un libro si tienes oportunidad de leerlo algún día "La estrategia de la rata" el arte de la intriga y la conspiración en la oficina.De Joep Schrijvers

sb on 5/22/2007 12:38 p. m. dijo...

por desgracia en esto, como en tantas otras cosas, sólo cuenta la apariencia, no lo que hay detrás...

Anónimo dijo...

Eso de los empleos es una pesadilla. Yo acabo de renunciar a la universidad en que trabajaba por años, estoy muerta de miedo, pero al menos soy libre. Vivo de mi consulta privada ahora, así que al menos no tengo jefe imbécil, prepotente, estúpido con opiones inoperantes encima de mi cabeza. Todo eso ya me tenía hasta las narices, me era completamente intolerable. Me fuí peleada con todo mundo por que dije todo lo que pensaba. Ahora, si soy sincera, aun tengo pesadillas por haberme atrevido, pero no me arrepiento.
Un besito solidario a mas no poder.

Anónimo dijo...

Muy bueno. Quizás tendrías que hacer otro análisis similar de los tipos de jefes.

Anónimo dijo...

Flower, no creo que lo lea nunca. Además, si lo hiciera, si se diera una vuelta por este blog y leyera las cosas que he escrito, fijo que terminaría en la puta calle.

Pedro, intentaré conseguirlo. Tiene buena pinta.

Y tomo nota, Fidiasnet.

Gracias a todos :)

Reena on 5/25/2007 9:02 a. m. dijo...

Qué idealista eres :P

Anónimo dijo...

Jajajaja muuu bueno. Sin duda yo siempre he sido el 1. Pero mi proposición para este año y los futuros es ser el 3. Reconozco q me cuesta pero.... es la mejor forma. Pasando de tooo y de todos. Muakis

Anónimo dijo...

Sí, reena, hasta la médula ;)

tumisma.. tu siempre serás el 1, te propongas lo que te propongas.

Anónimo dijo...

Hola campeón.
Ellos creen que soy un 1 por que así comencé, pero que les den, en cuanto me di cuenta de la gentuza que hay en algunos puesto de mando (señor V y otros), automáticamente me convertí en un 3, Siii!!! y ahora y hasta que encuentre algo mejor que ya está al caer, voy a intentar ser feliz por que ahí no voy ni quiero heredar nada.
San Jabobo cree ser mas listo que los demás, pero solo lo cree el.
Don T. Cano

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