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martes, 27 de octubre de 2009

Destacados del FIC Clownbaret 09

La semana pasada se desarrolló Santa Cruz de Tenerife la cuarta edición del Festival Internacional Clownbaret, un espectáculo de humor y participación que acerca a las calles el mundo del clown en todas sus variantes. Aunque no tenía pensado acudir a ninguna de las citas programadas desde el jueves hasta al domingo, las ganas de una cerveza mañanera me llevaron el sábado temprano a la Plaza del Príncipe, donde iba a tener lugar casi la totalidad de la programación de ese día y dónde, casi sin quererlo, acabé pasando casi todo el día.



A pesar de la cantidad de niños que lógicamente revoloteaban por doquier, el ambiente era perfecto. Gentes de todos los colores y sabores se arremolinaban alrededor del escenario en el centro de la plaza, riendo a carcajada limpia cada una de las gracias del payaso de turno. Nueve fueron las actuaciones que se celebraron ese día en la Plaza del Príncipe, con guinda en la Plaza Isla de la Madera. De todos ellos, me voy a ahorrar los comentarios de los payasos más clásicos, con actuaciones tradicionales más dirigidas al público infantil a las que no presté demasiada atención, es decir, prácticamente de la mayoría. Me centraré en tres nombres que me sorprendieron: Abubukaka, Chacovachi y The Chipolatas.

Abubukaka está formado por algunos antiguos alumnos de la Escuela de Actores de Canarias, por lo que su trabajo se acerca más al de una compañía de teatro que al clown propiamente dicho. Sin embargo, con su espectáculo repleto de sketchs absurdos, surrealismo delirante y ácida sátira política, de la que no se escapó ni el mismísimo Rajoy, la risa está completamente asegurada. Parece que estos chicos planean dar el salto a la televisión, como ya hicieron con más o menos éxito otras compañías teatrales canarias. Sinceramente, yo espero que no lo hagan.

Chacovachi sí que es un payaso de los de nariz roja y zapatones, pero con una particularidad que rompe con todos los códigos de los clowns tradicionales: es un payaso malo. Y algo cabroncete si que debe ser cuando más de una madre lo criticó de lo lindo por quitarle el helado a su niño. Yo no paré de reír. Este argentino llamado Fernando Cavarozzi, que se llama a si mismo El Payaso Tercermundista, es todo un referente en América y Europa en esto del clown callejero y auténtico precursor de la movida malabar. Su espectáculo es una brillante conjunción de crítica social, malabares y magia que llega a emocionar por momentos. Y ese momento para mi fue cuando Chacovachi, aparentando que nos intentaba convencer de que podía atravesar un globo con una aguja de lado a lado sin pincharlo, nos daba una lección magistral de pensamiento crítico. Para saber si lo atravesó o no, mejor acudan a alguna actuación suya.

The Chipolatas. Antes de acercarme a la Plaza del Príncipe estuve en el Sanabria paseando a mi perra. Fue allí dónde los vi por primera vez. Vestidos de calle, bajaban la avenida principal del parque hablando entre ellos en inglés y soltando alguna que otra carcajada. Por sus pintas, me los imaginé en alguna taberna de algún pueblo costero escocés perdido del mundo, brindando con pintas rebosantes de cerveza. Cuando los vi sobre el escenario los reconocí y quizás tal circunstancia motivó el que les prestara más atención de la habitual. Sea como fuere, les aseguro que valió la pena. ¡Que ritmazo tienen estos tipos! The chipolatas han sabido mezclar como pocos la música con la comedia, el ritmo con el espectáculo circense. Son bufones con talento que dan una vuelta de tuerca al espectáculo con malabares y a la payasada torpona. Juegan con el fallo de tal manera que llega un momento en el que no sabes si el truco realmente les ha salido mal o forma parte del guión. De hecho, se equivocaron hasta en el idioma y se pusieron a hablar francés con el público, que de nuevo no sabía si se trataba de un gag o de un error. Reconmendables tanto o más que los dos anteriores.

Foto: Snapjacs

martes, 14 de abril de 2009

2º Aniversario Skalextric - Crónica

Desde que el verano pasado naciera ese curioso proyecto llamado Canarias at the Hotel, en el que una fiesta urbana se saltaba todos los tópicos invadiendo el terreno al aburrido “fin de semana de hotel en el norte”, el concepto “media pensión” pasó a adquirir para mí un matiz diferente. Y es que si hay algo en lo que destaquen los últimos festivales organizados en el Panorámica Garden de Los Realejos es precisamente el de ser diferentes...

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miércoles, 6 de agosto de 2008

Mumes 2008. El increible kiosko menguante.

Esta vez no voy a hablar de artistas, ni de directos, ni de nada que tenga que ver con la música, salvando una breve mención a la brillante actuación de Amparo Sánchez en su despedida del proyecto Amparanoia, tanto en esta edición del Mumes en Tenerife como en el Fuerteventura en Música de hace un mes. Vibrante, a ratos cautivadora, regalando al escaso público asistente generosas dosis del más puro mestizaje. Y es que tener de padrino a un personaje con tanta 'mala vida' como Manu Chao no debe ser sólo casualidad. Pero como ya dije, esto no va de artistas, sino todo lo contrario.

Esta crítica va dirigida directamente a los organizadores del evento, Rider Producciones, Sentidos Promociones Culturales y Mirmidón. No hace falta que sigan los enlaces, el primero lleva a una web en construcción y el último es un extraño regreso al jurásico, con una web casi tan cutre como la del propio Festival Mumes, que sin lugar a dudas se lleva la palma. No digo que tengan que contratar por cojones al mejor diseñador web del planeta, pero no cuesta nada hacerse con unas plantillas y decirle al hermano pequeño de cualquiera que trabaje por sus oficinas que le de un lavadito de cara a su presencia en internet.

Sigamos. Construir un festival de músicas mestizas, poniendo como reclamo a Amparanoia y a 08001, y pretender cobrar 15 y 12 euros por las entradas respectivamente, no me parece una opción demasiado acertada teniendo en cuenta lo abultado de la oferta estival que presenta este año Santa Cruz de Tenerife. Entrada gratuita hubiera casi asegurado un lleno de asistencia. El dinero se puede ganar de muchas otras formas, no sólo vendiendo entradas. Poner unos cuantos kioskos donde se puedan comprar bebidas sería un gran comienzo...

...Y es que el viernes, en todo el recinto del festival, sólo había un puto grifo para poner cañas, sólo uno, situado en uno de los dos kioskos habilitados para el evento. Era evidente que de las latas no habían oído hablar en su vida. El otro kiosko se quedó sin hielo a mitad de la velada, así que todo quedó reducido a uno. UNO. No se si me explico bien. Acercarte a aquella barra a pedir una cerveza, un cubata o un whisky con hielo requería tanta concentración y empeño, que el posible efecto narcótico del alcohol que te disponías a consumir estaba anulado de antemano. Pedir una copa en aquel único kiosko se convirtió en suplicio. Eso sí, para compensar, y para dar algo de sentido al mestizaje que da nombre al Mumes, habían habilitado un kiosko con comida turca, otro con comida africana, otro con hamburguesas, otro con comida venezolana y algún otro que se me olvida. Por supuesto todos sin bebida. ¿Adivinan donde había que comprar la bebida? Exacto, donde mismo están pensando. El ya conocido Kiosko. Menos mal que la afluencia de público fue más bien escasa, si no, aquello se hubiera convertido una auténtica locura.

Me encantaría asistir al Mumes del año que viene, pero si los organizadores pretenden conseguir convertirlo en un "referente internacional de las músicas del mundo", deberían empezar a pensar en corregir esas pequeñas cosas que hacen grande a un festival cuando están bien hechas y que lo único que consiguen cuando se hacen mal es provocar berrinches como éste.

viernes, 20 de junio de 2008

Breve repaso al Aguaviva Canarias 2008 TF

A falta de celebrarse el concierto de Marc Anthony este fin de semana, al que no tengo ninguna intención de acudir, paso a relatar lo mejor y lo peor de lo que viví el pasado fin de semana en el Aguaviva Canarias, en su edición de Tenerife. Para empezar, aclarar que es la primera vez que acudo a este festival y que probablemente sea la última, teniendo en cuenta el carácter marcadamente comercial del evento. El único motivo que me animó desde un primer instante fue el anuncio de la actuación de jamiroquai, banda que sigo muy de cerca desde sus inicios.

Playa del Concquistador

La noche del viernes me dejé caer por la Playa del Conquistador con Chambao como único reclamo, a los que tuve la ocasión de ver actuar hace dos años en La Laguna y me dejó buena impresión. Un rato antes había terminado la actuación de un grupo local llamado Superstereo, del que no voy a opinar. Llegué con el concierto ya empezado y me costó bastante adentrarme entre la muchedumbre para alcanzar un lugar del que pudiera al menos ver la carita de La Mari. Por el camino, intenté pillar un whisky en uno de los kioskos, aunque por alguna razón desconocida e incomprensible no vendían bebidas alcohólicas decentes, sólo cerveza. Me tuve que conformar con una Heineken de barril. Chambao hicieron lo que mejor saben hacer, cantar y bailar con el Atlántico como marco, sin brillar especialmente. Interpretaron la mayoría de sus temas más conocidos y varios de los de su último disco. También mendigaron algún SMS en favor de una ONG.

Chambao

Finalizada la actuación de Chambao, le tocó el turno a Black Strobe, un nombre que me sonaba a chino mandarín pero que se convirtió sin duda en el artista revelación de la noche. No creo que lo conocieran la mitad de la mitad de la mitad de los allí presentes. Mi primera reacción fue soltar un par de carcajadas y más de un comentario soez. Aquello parecía una representación cómica de Loquillo sin sus trogloditas. Un tipo enorme, con un ridículo tupé, vestido de oscuro ataúd, daba saltos y pegaba voces sin sentido sobre el escenario mientras otro permanecía oculto tras él a los mandos de una mesa de mezclas. Sin embargo, al paso de los minutos, el ritmo frenético del electro rock invadió a cuantos allí estábamos, convirtiendo por momentos aquella plaza en una oscura fábrica llena de bestias moviéndose al unísono con el sonido de las máquinas. Me apunté el nombre del grupo para futuras búsquedas p2p.

Black Strobe

Aguaviva Sessions (algo así como un cd grabado con sesiones) fueron los encargados de finalizar el primer día de festival. Para mí no terminó la fiesta, sin embargo lo que sucedió hasta las ocho de la mañana no forma parte del Aguaviva Canarias y no lo voy a contar aquí.

Lo gordo vino al día siguiente. Desde el hotel en el que me alojaba, muy cerca del Estadio Antonio Domínguez, empezaron a llegar los ecos de ese payaso disfrazado de músico llamado Arístides Moreno. No tenía ninguna prisa, así que me perdí su actuación mientras mojaba el gaznate, no se les fuera a ocurrir otra vez vetar las bebidas alcohólicas. Me perdí también la del loco ese que canta. Llegué al estadio justo a tiempo para no escuchar entera ni una de sus canciones. Sudorosas gruppies de quince años paseaban su primera borrachera por doquier, aún hipnotizadas por la actuación de su ídolo de pegatina. Yo ya estaba preparado para ver al mío.

Me llamó la atención la poca gente que había en el estadio, no llenaba ni la mitad, teniendo en cuenta la fuerte campaña mediática con la contó el festival. Las 50.000 personas de las que hablan los medios serán sumando todos los días en ambas islas. Yo no conté más de 10.000.

La espera se alargó al menos hora y media. De nuevo Aguaviva Sessions, adelantando turno para cubrir el retraso de la estrella, deleitó a los asistentes con buenos temas. Cuando Jay Kay apareció en el escenario yo ya había cogido una buena posición cerca del escenario, no sin antes llevarme más de una bronca adolescente. Entendí que cuando eres muy joven crees que lo mereces todo, y si alguien más alto que tú se pone delante tienes todo el derecho a cabrearte, sobre todo si llevas haciendo cola todo el día. Ya aprenderán.

Fue un gran espectáculo. Jamiroquai dio la talla, dejándolo todo sobre el escenario, incluídos sus constantes movimientos robóticos y espamódicos, mientras interpretaba la mayoría sus temas más míticos. "Space Cowboy", "Cosmic Girl", "Canned Heat", "Alrigth", "Black Capricorn Day"... Me pareció un poco más viejo y un poco más cansado, pero no se lo tuve en cuenta. Al fin y al cabo yo también estoy un poco más viejo y un poco más cansado y él no me lo tuvo en cuenta. Eché de menos un gorro algo más llamativo que el que llevaba puesto, un tocado imitando el plumaje de las tribus indígenas americanas, aunque con el calor que hacía imagino que fue la mejor opción. En definitiva, disfruté como un niño de una hora y media del mejor acid jazz y del funk más bailable de la mano de este indiscutible talento de la música.

Jamiroquai

Lo que vino luego, Calle 13, fue una abominación que mezcla el reggaeton con el hip hop, al más puro estilo de lo peor de Puerto Rico y su perrea perrea. Estuve a punto de vomitar los whiskys que tan celosamente guardaba en mi estómago. De Aguaviva Sessions no se supo nada más, por mucho que nuestro gran periódico El Día diga que "la sesión se prolongó hasta el alba". Es lo que tiene ponerse a hacer crónicas desde el sillón.

Sonará a tópico, pero lo último que recuerdo es a la Policía Local más preocupada por desalojar el estadio que por la seguridad de los que lo hacían.

Por si alguien va el domingo al concierto de clausura con Marc Anthony, vendo tickets para bebida a mitad de precio. Al terminar el concierto te los tienes que llevar a tu casa, porque nadie te los vuelve a cambiar, ni por dinero, ni por nada. Y yo con la entrada ya tengo suficiente para el recuerdo.

martes, 29 de abril de 2008

The Gift - Crónica de un concierto no anunciado.

La noche del viernes, dos amigos, mi chica y yo caímos por casualidad a las puertas de la discoteca Dreams, guiados por los ecos de la música en vivo y algunas intuiciones. Los gorilas de la puerta nos dieron los detalles: The Gift actuaba esa noche, al módico precio de quince euros por persona.


El nombre del grupo me resultaba familiar, lo había leído mil veces en carteles de festivales y revistas de música, pero no había tenido aún la oportunidad de escucharlos. Lo mismo le ocurría a los demás. Quince euros, cuatro personas, sin estar seguros de lo que íbamos a encontrar... A punto estuvimos de rajarnos, sin embargo, como dicen las malas lenguas, hay que tener amigos hasta en el infierno. Y es precisamente en el infierno donde más gente conocemos. Como ya supondrán, conseguimos entrar gratis a ver a The Gift. Lo que encontramos sobre aquel escenario no lo esperábamos en absoluto.

Una figura espectacular, femenina y vigorosa a la vez, se movía bajo los focos con una fuerza brutal, prometiendo sólo con sus movimientos un espectáculo sublime de entrega a las escasas doscientas personas que nos reuniamos en el local. Con un look traído de los años cincuenta, rematado con tatuajes en brazos y espalda, Sonia Tavares, la voz de la banda, me sorprendió por su solvencia sobre el escenario. Para cuando abrió la boca y escuché su voz, ya me había ganado. Lo que vino a continuación fueron varias horas de directo contundente cargado de talento. No hacía sino preguntarme cómo era posible que no los hubiera escuchado antes.

Al acabar la actuación me vino a la mente que de no haber entrado gratis, seguramente hoy seguiría sin conocerlos. Puede que fuera eso lo que nos movió al guardarropa de la discoteca a comprar su último disco, un dvd y doble cd al módico precio de quince euros. No se si nos vio alguien, pero por momentos nos convertimos en groupies de quince años pidiendo que nos firmaran el disco. Y nos lo firmaron.

The Gift es un grupo portugués de pop electrónico con claras influencias de Portishead, Morcheeba o Cold Play, con una larga trayectoria a sus espaldas y cuatro discos publicados. Fusionan la electrónica con tendencias tan dispares como el rock, el jazz y la música clásica de un modo tan elegante que incluso fueron reclutados por Moby para la grabación de Play. No en vano están a la cabeza del movimiento alternativo portugués y su acogida internacional ha sido espectacular. De hecho, buscando información sobre el grupo para escribir estas líneas, me sentí un poco analfabeto por no saber quienes eran antes del concierto.



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Fotografía: Ventura Mendoza

miércoles, 9 de abril de 2008

Crónica del Mueca 2008

Vale, exagero un poco. Lo cierto es que llamar a esto Crónica del Festival Mueca de Arte en la Calle es decir demasiado. Sólo asistí a los espectáculos del sábado, y ni siquiera a todos, el calor era tal que era imposible pasar de un escenario a otro sin perder algo de tiempo por el camino haciendo cola en algún chiringuito para pedir una cerveza fría. Así que crónica, lo que se dice crónica, pues va a ser que no. Dejémoslo en un best of...



Con lo primero que me topé fue con los robots de Rafa Reciclado, que ya conocía. Unos personajes fabricados con basura industrial dignos de formar parte de un desguace de jawas, algunos animados a golpe de motor, otros a modo de traje por el propio Rafa. Ingenioso y entretenido.

Entre cerveza y cerveza caí en una representación infantil de La Bella Durmiente que me arrancó varias sonrisas y una enorme lástima por el actor que hacía de rey, ataviado con una casaca del grosor de un brazo, peluca y barba falsa, interpretando agonizante su papel bajo el intenso sol de la sobremesa del Puerto de La Cruz. Un toldo sobre el escenario no hubiera venido nada mal.

Luego vino lo peor. El Encuentro de Break Dance. Y digo lo peor no por los jóvenes bailarines que lo hicieron de escándalo, sino por la poca previsión, falta de profesionalidad y dejadez de la que hicieron gala los organizadores del espectáculo. Comentarios absurdos, machistas e infantiles que vomitaba una y otra vez el presentador del encuentro, con tan poca gracia que en más de una ocasión fue increpado por el público para que soltara el micrófono. A mi me dieron ganas de quitárselo de las manos a tortas.

Gracias a dios, al programa, a las batucadas y a otro par de cervezas por fin comenzó lo que para muchos fue lo mejor de la jornada, El Circo del Aire. Buen humor y acrobacias aéreas hicieron las delicias de los asistentes. Especialmente brillaron Rubén y Vanessa de Circodedos y sus telas. Les dejo el link al video de su actuación en el espectáculo Glass que ofrecieron hace algún tiempo en el Espacio Cultural El Tanque.

Otro momento estelar fue sin duda la actuación de la Israelita Ilana Yahav y su espectáculo Sandfantasy. Verla en directo crear esas emotivas animaciones con arena es espectacular. Sin embargo, si yo fuera su agente, le pondría un esparadrapo en la boca para que no hablara y se limitara a mover sus ágiles dedos. Esa fijación que tiene con el amor y la creación de parejas roza la enfermedad.

Por último me gustaría felicitar y agradecer a la compañía The Chanclettes por ese alocado fin de fiesta que nos brindaron, por aguantar tantas horas haciendo el gilipollas sobre un escenario con el único objetivo de entretener a los más trasnochadores.

Fotografía: contokedecanela
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