La navidad cristiana termina. Sólo quedan unas horas para la llegada de los reyes magos de oriente a muchos hogares de occidente. Me refiero a esos tres reyes que hace algo más de dos mil años siguieron una estrella y se dejaron caer por un pueblo llamado Belén, cargados con oro, incienso y mirra, como presente al mesías que había nacido en un pesebre. Un cuento bonito sin duda.
Cuando yo era muy pequeño los reyes magos traían juguetes a los niños. Sólo juguetes y sólo a los niños. Como mucho algo de ropa o material escolar o, si te habías portado muy mal, el carbón con el que te metían el miedo en el cuerpo todo el año para que estudiaras y fueras "bueno".
Las tiendas del barrio vendían todo lo que no habían podido vender a lo largo del año. Los niños se despertaban contentos y salían a las calles a jugar con sus pelotas, bicicletas y muñecas. Era como el cuento. Sin embargo, con el tiempo, los reyes empezaron a cargar en sus camellos otro tipo de regalos. Ropa, maquinillas de afeitar, televisiones, móviles, ordenadores, neveras, bolsos de Carolina Herrera, y un interminable etcétera que bien podría terminar en coches, yates y hasta algún apartamento en la Costa Brava. Los niños ya no eran los únicos que amanecían pavoneando sus regalos ante sus amigos. Ahora le tocaba el turno a los adultos, que los enseñaban orgullosos aún a sabiendas de que Melchor, Gaspar y Baltasar sólo existían en la imaginación de los niños. La farsa estaba servida. Así los tiempos cambiaron hasta llegar a hoy. Ya sabemos lo que hay, no tengo que explicar nada. La palabra de siempre, que tanto odio y tanto me gusta: consumismo.
He leído en innumerables fuentes, incluída la biblia, la historia del nacimiento de Jesús de Nazaret y en ninguna de ellas he encontrado mención alguna a los regalos que los tres reyes magos de oriente hicieron a María y a José. Por tanto es de suponer que el único que sacó tajada de aquella visita fue el niño recién nacido. Como en todo, la celebraciones, las tradiciones, se desvirtúan. Y lo malo de todo esto es quién saca tajada en la actualidad con la visita de los reyes magos. Y lo único que veo por encima de las risas de los niños, es la ansiedad de los mayores. Ya tendremos tiempo en febrero de quejarnos porque no nos llega para pagar la hipoteca.
A pesar de todo, les deseo muchos regalos y un buen día de reyes a todos, incluso a los que como yo, hayan sido muy malos.
Cuando yo era muy pequeño los reyes magos traían juguetes a los niños. Sólo juguetes y sólo a los niños. Como mucho algo de ropa o material escolar o, si te habías portado muy mal, el carbón con el que te metían el miedo en el cuerpo todo el año para que estudiaras y fueras "bueno".
Las tiendas del barrio vendían todo lo que no habían podido vender a lo largo del año. Los niños se despertaban contentos y salían a las calles a jugar con sus pelotas, bicicletas y muñecas. Era como el cuento. Sin embargo, con el tiempo, los reyes empezaron a cargar en sus camellos otro tipo de regalos. Ropa, maquinillas de afeitar, televisiones, móviles, ordenadores, neveras, bolsos de Carolina Herrera, y un interminable etcétera que bien podría terminar en coches, yates y hasta algún apartamento en la Costa Brava. Los niños ya no eran los únicos que amanecían pavoneando sus regalos ante sus amigos. Ahora le tocaba el turno a los adultos, que los enseñaban orgullosos aún a sabiendas de que Melchor, Gaspar y Baltasar sólo existían en la imaginación de los niños. La farsa estaba servida. Así los tiempos cambiaron hasta llegar a hoy. Ya sabemos lo que hay, no tengo que explicar nada. La palabra de siempre, que tanto odio y tanto me gusta: consumismo.
He leído en innumerables fuentes, incluída la biblia, la historia del nacimiento de Jesús de Nazaret y en ninguna de ellas he encontrado mención alguna a los regalos que los tres reyes magos de oriente hicieron a María y a José. Por tanto es de suponer que el único que sacó tajada de aquella visita fue el niño recién nacido. Como en todo, la celebraciones, las tradiciones, se desvirtúan. Y lo malo de todo esto es quién saca tajada en la actualidad con la visita de los reyes magos. Y lo único que veo por encima de las risas de los niños, es la ansiedad de los mayores. Ya tendremos tiempo en febrero de quejarnos porque no nos llega para pagar la hipoteca.
A pesar de todo, les deseo muchos regalos y un buen día de reyes a todos, incluso a los que como yo, hayan sido muy malos.
Technorati Tags: navidad, reyes magos, consumismo
4 Comentarios:
con suerte seguiré siendo una niña toda mi vida...ojalá¡¡
Mmm...curioso texto. No sabía que solo traían juguetes al principio.
Aún así...feliz día!
Lupita.. Ojalá!!!
Reena es lo que yo recuerdo. Seguramente sean paranoias mías ;) Vete a saber.
Hice un cuento para reyes, te lo dejo de regalo en
http://carnegieandkafka.blogspot.com/2007/01/un-cuento-de-reyes-magos.html
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