Las ballenas no existen.

Quién no se ha maravillado alguna vez ante la imponente presencia de una ballena azul, ese cetáceo marino de 30 metros de eslora y 190 toneladas de peso, ese mamífero que puede presumir de ser el animal de mayor tamaño sobre el planeta Tierra, famoso por haber sido perseguido y cazado hasta el borde de la extinción por su mayor depredador: el hombre. Todos las hemos visto en las ilustraciones de los libros de texto, en las fotos de las revistas y en los soporíferos videos de National Geografic. Sin embargo muy pocos las han visto en vivo.


Es precisamente en este punto donde comienzan las dudas. ¿Realmente alguien ha visto alguna ballena azul en los últimos años? ¿Ocurre lo mimo con el rorcual azul que con el yeti? ¿Es la Balaenoptera musculus otro ejemplar más del saco sin fondo de la criptozoología? ¿Por qué ese inesperado interés por su conservación? ¿Es más rentable salvar a las ballenas que matarlas? La respuesta a todas estas preguntas y a muchas otras, así como las pruebas definitivas de este misterio de la ciencia, las tiene la plataforma "Mata Las Ballenas".

Sólo tengo una cosita que objetar, una pequeñez de nada, una tontería que sin duda el artífice de esta plataforma tendrá a bien explicarme:

¿Por qué, si las ballenas no existen, dice usted en su libro de visitas que Mata Las Ballenas es "sólo un nombre sonoro para atraer la atención, de ningun modo tiene la intención de fomentar la caza de ballenas"? No se puede cazar algo que no existe... ¿O sí?