Un rato antes de morir, la joven destiladera recorría triste la oficina. Tanto golisnear para nada. Tanto rascarse el doraemon para nada. Tanto esfuerzo para que fuera la tonta de la idiosincrasia la que mojara el gofio al caboverdiano. Pero no se quedaría sin chipi chipi, hoy no...
Y cuentan las malas lenguas que de tanto ADN que se inyectó, al final le estallaron las tetas.
A los que crean que me he vuelto loco, decirles que este post es mi aportación al concurso de relatos absurdos que organiza el blog Doraemon por el mundo y que consiste en elaborar una historia con una serie de palabras seleccionadas por algún desalmado. Si quieres participar, aún estás a tiempo, la fecha límite es el 17 de mayo.
2 Comentarios:
Digno del segundo puesto (el primero va a ser para el mío: Zombies en el Chipi Chipi
Gracias por participar y mucha suerte...
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