Cuando pienso en porcelana, sólo puedo acordarme de las horrorosas figuras que abarrotaban los estantes de las librerías en la casa de mi abuela. Familias enteras de dálmatas correteando por las comisuras del mantel de ganchillo de la mesa camilla, estilizadas bailarinas y parejas de cisnes descansando sobre el recibidor, una banda entera de músicos de orquesta al lado del revistero o centros de flores en el comedor, vienen a mi mente cuando alguien habla de porcelana. Pero tal percepción de este particular producto cerámico puede llegar a cambiar.
Megan Bogonovich nació en Northampton, Massachusetts, donde vive y trabaja como profesora adjunta de impresión y cerámica en el Instituto Técnico de NH. Organiza exposiciones de estudiantes y es la encargada de mantener el estudio cerámico. Además, imparte una gran variedad de cursos la escuela de arte Kimball-Jenkins, donde tiene ubicado su estudio personal. Tiene un MFA en Cerámica de la Universidad de Montana, un BFA en Bellas Artes en el Maryland Institute College of Art de Baltimore.
Su obra combina naturalismo con abstracción para crear una realidad caprichosa, en la que conviven personajes de proporciones anormales, formando parejas poco probables en curiosos parajes imposibles. Un divertido pellizco lleno de detalles a las comodidades y limitaciones de nuestro seguro mundo personal.
Ha participado en diversas exposiciones en el Centro de Arte Guilford, en la Plymouth State University, en el Museo de San Angelo de Bellas Artes o en la Universidad de California, entre otros.
http://meganbogonovich.com/
Por supuesto no es la única que ha revolucionado el concepto de figura de porcelana.
Vía: Pousta
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