Esta verdad se hace evidente a todo el que haya jugado al Monopoly. El que tiene suerte las primeras tiradas, termina por hacerse con todas las propiedades, y al final del juego no deja de recibir más y más dinero, arruinando incluso a...¿la banca? ese es el nombre que recibe, pero no, es el Estado. El jugador que más tiene (a quien sí que se podría llamar con propiedad "la banca") llega a hacerse con todos los billetitos de colores del juego (¿os acordáis, con el símbolo del trenecito?), así como con todas las propiedades. Mientras tanto, el resto de los jugadores tienen miedo de tirar, pues cada movimiento que dan sólo les sirve para endeudarse cada vez más, como la mariposa revolviéndose en la tela de la araña.
Al menos, el Monopoly tiene una ventaja: los jugadores comienzan la partida en una situación de igualdad. Nosotros, en cambio, venimos del franquismo. Nuestra democracia dio por buena la distribución del juego y, a partir de ahí, todos a jugar.
El Mendigo | Las Tragaperras
martes, 9 de diciembre de 2008
El fin del capitalismo es la concentración de capital
Miguel Mora
| 9.12.08 |
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2 Comentarios:
A menos que saques una carta poderosa y sepas invertir las ganancias :)
osea, el gordo de navidad.
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